jueves, 14 de marzo de 2013

Las redes sociales ya no sirven para nada


O al menos se nos ha olvidado para qué sirven. No soy nadie yo para decir para qué sirven. De hecho pienso que cada uno las usa como mejor le parece, para sus objetivos o simplemente por diversión y que no hay un uso mejor o peor, todo depende del objetivo.

Lo que sí es cierto es que en los últimos años, con la avalancha de entrada de gente, el uso tradicional de las redes sociales, que se suponía que era conversar, ha pasado a mejor vida. La base de lo 2.0 era precisamente la interacción, pero cada vez se usan más para emitir y emitir y muy poquito para entrar en conversación. Y la verdad es que es una pena. De hecho los recién llegados ni siquiera son conscientes de que esto, hace unos años, servía para eso, para comentar temas de actualidad o incluso tonterías, recomendar restaurantes y, sobre todo, para quedar después a tomar algo y "desvirtualizar". Gran parte de las personas que comparten mi vida hoy las he conocido a través de Twitter, algo que hace muchísimo tiempo que no ha vuelto a pasarme. Los eventos 2.0 en los que iba la gente a desvirtualizarse han pasado a la historia.

Paralelamente asistimos al fenómeno de la repetición de contenido. Recomendaría a Chistorra de Navarra hacer una oferta de patrocinio a Twitter. Se tuitean y retuitean contenidos similares, generados por muy pocos y, en muchos casos, se retuitean sin abrir siquiera el link para conocer el verdadero contenido. Y esta saturación de información deriva en una infoxicación que hace que nadie lea absolutamente nada. Os propongo que hagáis la prueba de tuitear una noticia (si es de actualidad, mejor) con el link erróneo hacia otra, a ver cuánta gente se da cuenta.

Las redes sociales servían, cuando yo las conocí, para compartir el contenido que uno mismo generaba. Y no estoy hablando solo de "nuevo post en mi blog" sino de fotos, vídeos, comentarios que ampliaban o criticaban noticias... Hay muchas formas de contenido original y auténtico. Cada perfil tiene su contenido estrella, por el contenido en sí o por la forma de contarlo. De hecho, a mi lo que más respuestas, menciones y comentarios me genera son las fotos gastronómicas. A otros les parecerá un horror lo del pornofood pero a mucha gente, curiosamente, el tema de la comida le apasiona y, de hecho, algunos de mis mejores descubrimientos gastronómicos en los viajes los he conseguido gracias a mis seguidores de Twitter. Además, está la forma de contarlo. Me confieso apasionada de las fotos de platos de comida vacíos de @apicatoste. Pero... ¿que no te interesa el tema? Pues no sigas a la gente que habla de eso y listo, eso es también lo bueno de las redes sociales.  

Porque, además, tiene que haber de todo. Que las redes sociales están cada día más aburridas con todos los perfiles cortados por el mismo patrón. Todo el mundo ha hecho un curso de redes sociales en el que le explican cómo tiene que redactar su BIO, qué tuitear, qué es lo que no se debe compartir, de qué no se debe hablar... y al final, los perfiles que al menos a mi me resultan más interesantes son los que consiguen ser diferentes y se salen de ese inmenso rebaño en el que se han convertido las redes sociales. Y es que las normas están para los perfiles profesionales ¿Pero por qué no puede tener alguien un perfil personal que muestre sus intereses y sus hobbies? ¿Y por qué no una combinación de ambas? Que al fin y al cabo eso es nuestra identidad, bien sea digital o analógica ¿no? Una mezcla de nuestra vida profesional y personal, nuestro carácter...

Ahora todo lo malo ha llegado también a redes sociales, que sin duda te exponen a las miradas de todo el mundo, personas malintencionadas hay en el 1.0 también. Pero ya no son los trolls 2.0 de antaño, con mala leche pero conocedores del medio. Ahora son mirones 1.0 que malinterpretan y en muchos casos tergiversan lo que ven porque no lo entienden. Alguien me recomendó recientemente borrar mi perfil de "esa red social en la que estás" (Linkedin) porque todo el mundo podía ver dónde he trabajado y dónde trabajo. Ese es el nivel de conocimiento con el que se juzga.

Quizá esta pataleta es sólo nostalgia de tiempos pasados en los que en redes sociales estábamos sólo unos pocos que las usábamos con unos criterios positivos y que nos servían para relacionarnos y conocernos. Era un tiempo un poco happy de buenrrollismo quizá falso, lo reconozco. Pero me temo que esos tiempos han terminado y la verdad es que me parece una pena.