domingo, 17 de octubre de 2010

Valor de marca, diferenciación y notoriedad personal


Preparar mi clase en el master de este año, me ha llevado a reflexionar sobre la aplicación de estos tres conceptos clásicos del marketing a las marcas personales. Encuentro imposible y casi hasta malsano diseñarse a uno mismo como marca, porque se corre el peligro de perder la autenticidad, lo que cada uno somos. Pero también es cierto que si se quiere competir laboral o profesionalmente hay que hacer una reflexión sobre estos conceptos.

Lo primero es una reflexión profunda sobre las habilidades propias y, de la mano, sobre las carencias. De esta forma podremos lograr para nosotros mismos una USP que merezca la pena. Saber cuales son nuestras virtudes principales, nos ayudará y mucho a ponerlos en valor. Saber nuestras carencias nos ayudará a buscar buenos colaboradores que nos complementen.

Una vez reconocidas estas tareas que hacemos bien, habría que intentar buscar entre ellas cuales nos hacen únicos, al menos en el mercado que nos rodea. En el marketing personal, más incluso que en el comercial, es difícil encontrar productos verdaderamente únicos y excepcionales sin posibilidad de sustituirlos por otros similares. Nadie es imprescindible. Pero los componentes emocionales juegan un papel muy importante y es aquí donde entra en juego el valor de marca. Esos elementos emocionales son los que nos hacen empatizar con nuestros socios, amigos, clientes y los que les llevan a la fidelización, a no abandonarnos a pesar de que puedan encontrar productos/personas mejores. Ser de fiar, ser un buen profesional, echar una mano en los momentos difíciles, solucionar los problemas, la atención rápida y eficaz, no intentar engañar... etc. son los atributos de una marca personal y los principales motivadores de que no cambiemos de marca o de que lo hagamos si es que algo de esto falla.

A partir de ahí comienza la fase de notoriedad, natural o incentivada. La natural deriva de la propia sociedad, del boca-oreja, del "conozco una chica que trabaja en turismo y da clases de marketing"... o puede forzarse del mismo modo que se organiza una campaña de publicidad: presencia en blogs, en redes sociales, asistencia a cursos y eventos, etc. O ir más allá como algunos profesionales anunciándose en Facebook o Google. Incluso puede que algún día veamos en este país el estilo americano de anuncios de profesionales de todos los campos en televisión vendiendo sus libros y conferencias millonarias.

¿Seguirá habiendo espacio para la naturalidad, la espontaneidad y el descontrol en este mundo del marketing personal? ¡Seguro! habrá gente que haga de eso incluso su valor de marca diferenciador.

3 comentarios:

  1. Me ha gustado el post, pero me ha llamado especialmente la atención una frase que pones: "En el marketing personal, más incluso que en el comercial, es difícil encontrar productos verdaderamente únicos y excepcionales".

    Si bien es cierto que puede ser así, desde luego es algo que debe hacernos meditar sobre quién somos y que papel jugamos. Los que nos dedicamos a esto, si somos incapaces de diferenciarnos ¿qué se puede esperar de nosotros?

    Un abrazo.

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  2. Gracias por el comentario Alvaro! Desde luego todos somos personas únicas y excepcionales, pero me refería a que casi todos los profesionales somos reemplazables fácilmente si solo se tiene en cuenta nuestros conocimientos o nuestras habilidades, la clave de la diferenciación esta en lo emocional.

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  3. En hora buena, me parece un buen artículo que nos hace reflexionar a todos los que de alguna manera nos dedicamos a la comunicación.

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